sábado, 31 de diciembre de 2022

Libros y literatura en 2022

Producción literaria

A pesar de que he publicado mi tercer libro (Praderas malditas), un artículo en una reconocida revista local (Braçal) y de que he quedado en un honroso tercer puesto en un concurso literario con mi cuento «Los apestados» (que pronto aparecerá en la correspondiente antología), 2022 ha sido un año caracterizado por el desánimo y la escasa inspiración en lo relativo a la narrativa. Durante cerca de catorce meses sólo fui capaz de dar forma a un cuentecito de cuatro páginas. La cosa parece haberse animado un poco más a finales de año, cuando he conformado cuatro historias más, todas ellas también muy breves. La apatía creativa parece haberse adueñado de mí durante una época indeseablemente larga, lo que se puede explicar por una situación personal algo complicada que incluyó una molesta enfermedad el invierno pasado. En el lado positivo, destacar que, con los nuevos cuentos redactados, he alcanzado la cifra de 60 de ellos acabados (es posible que incluso alguno más que haya olvidado), hito que me enorgullece aunque quizá no sea demasiado meritorio para alguien que ha sobrepasado el medio siglo de vida. En mi defensa al respecto, también he de puntualizar que más de la mitad de ellos los he redactado en los últimos seis años, desde lo que en cierta manera se puede considerar mi «regreso» a la narrativa, pues durante al menos dos décadas estuve bastante distanciado de este género.

Libros leídos en 2022

En cuanto a lecturas, y tal y como ya esperaba, 2022 ha sido también un año peor que el anterior. Ya he comentado en otros posts que en mayo de 2021 comenzó una nueva «normalidad» para mí que me priva de buena parte del tiempo que antes dedicaba a leer (principalmente la noche). Así pues, con este horario mermado, en el presente año he alcanzado por los pelos la cantidad mínima que me impuse en el Reading Challenge de Goodreads, que es de una media de un libro al mes. Así pues, 12 libros, aunque uno de ellos es realmente un cómic, que nunca acabo de considerar «libro» como tal aunque coincida en formato, porque para mí esta disciplina artística (por lo demás muy respetable) no exige el esfuerzo lector de una novela o un ensayo. Varios meses del año los dediqué a empacharme (muy gustosamente) con una antología compuesta por cinco novelas de H.G. Wells (¿valen, pues, como «cinco» libros?). Si el año pasado parece que fue el año de las biografías (5) y eché de menos más novelas, en este 2022 he compensado esa diferencia leyendo 8 de estas últimas y tan sólo 2 biografías (como curiosidad, releí de nuevo la de Cecilia, que ya abordé en 2021). Además de esto, dos ensayos y tres recopilaciones de cuentos, una de ellas en inglés. Al menos he intentado ser variado.

Como siempre, la cantidad de libros leídos, las páginas de estos y su densidad no necesariamente son proporcionales. Sin ir más lejos, la recopilación de Wells tenía 681 páginas, de manera que, en realidad, y según el resumen anual que te hace Goodreads, en cuestión de páginas he leído incluso unas pocas más que el pasado año (¡y eso que la web no cuenta ya las palabras!). En fin, que medir el rendimiento «lector» en libros sólo es una estimación aproximada y relativa, pero es útil como estándar comparativo. Añado también que, como conté en un post anterior, no me limito a leer libros, sino que también leo otras cosas que igualmente dan muestra de mi afición a la lectura.

Traducciones

Hacia mediados de 2018 me encargaron traducir The House of the Wolfings, una novela de William Morris que, hasta donde pudimos investigar, llevaba inédita en castellano desde su publicación original en 1889. Pues bien: a los pocos meses de comenzar mi trabajo… ¡apareció una edición en nuestra lengua nacional! El proyecto resultó cancelado, y mis intentos de adentrarme en la traducción de narrativa tuvieron que esperar algo más de dos años, cuando decidí por mi cuenta y riesgo traducir Portrait of Jennie de Robert Nathan y ofrecerlo a diversas editoriales. Una de ellas, muy conocida y veterana, se interesó por la publicación de mi traducción sólo para descubrir al poco tiempo que otra empresa ya se había hecho con los derechos para publicar la obra más famosa de Nathan. Esa editorial fue Avenauta, y tuve la enorme suerte de que aceptaran mi traducción y la publicaran el año pasado. En este 2022 valoramos traducir también la obra del escritor Charles Beaumont, también inédita en nuestro país hasta el momento… Pues sí: justo unos meses atrás los derechos de esta habían sido adquiridos por otra editorial española, así que parece que tengo buen ojo a la hora de escoger proyectos de este tipo…

Descartada pues esta tercera idea, mi producción de este año en lo tocante a traducciones se ha limitado a varios reglamentos para juegos de tablero, campo en el que más me prodigo desde que comencé a dedicarme a la traducción hace casi tres lustros.

Proyectos actuales y futuros

A pesar del año tan poco productivo en cuanto a narrativa propia, lo cierto es que he ido acumulando unos cuantos cuentos durante el último trienio, casi los suficientes para conformar una nueva recopilación que bien podría ser la secuela de mi primer libro, Cuentos sombríos. Me planteo, pues, la posibilidad de publicar una nueva antología en 2023, pero no obstante antes quiero sopesar opciones de edición y acabar algún que otro relato para redondear este supuesto futuro libro.

Por otra parte, y con respecto a mi ya larga investigación para el  famoso «libro de los cines», últimamente he estado considerando publicarlo en varios volúmenes, con objeto tanto de satisfacer a los amigos y colaboradores que lo esperan, como de quitarme de encima una parte de este trabajo que me está resultando eterno, pues algunos datos se resisten a aparecer más de lo esperado.

Estos, además de la ya citada antología de ciencia ficción de ZonaeReader, son de momento los que podrían ser mis más inmediatos proyectos literarios para el año que empieza, pero, como bien sabemos, factores inesperados y sorpresas varias pueden influir en mis decisiones y trastocarlas para bien o para mal.

¡Seguimos leyendo y escribiendo en 2023!

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