Pues, como dijo el amigo del Capitán Alatriste, «hasta aquí hemos llegado». Esto es lo que ha dado de sí mi actividad como lector en este 2023 en mis actuales circunstancias, con cada vez menos tiempo para leer, menos capacidad de concentración y más presbicia, eso sin sumar que mi afición a la literatura la he de compartir con mi pasión por el cine, la música y los juegos de tablero. ¡He de repartirme!
Soy consciente de que hay gente
que me supera —en mucho— a la hora de devorar libros, pero para mí leer tampoco
es una competición, y prefiero hacerlo a mi marcha, disfrutando y saboreando
cada lectura y haciéndolo en el momento y lugar propicios, ya que necesito un
entorno muy concreto para leer que no me es fácil encontrar, y que normalmente
precisa de silencio y tranquilidad (dos utopías en mi vecindario). Por otro
lado, me temo que hay muchísimas más personas que leen menos que yo o absolutamente
nada, lo que cual ni me alegra ni me hace enorgullecerme.
-1 recopilación de cuentos
-11 novelas (dos de ellas
recopiladas en un mismo libro)
-6 ensayos
-1 cómic
Este 2023 se lo quise dedicar
parcialmente a las hermanas Brontë. Fueron las artistas invitadas del año; las
protagonistas del «monográfico especial». Había leído Cumbres Borrascosas
un cuarto de siglo atrás y conservaba un buen recuerdo de ella, así que decidí
abordarla de nuevo, pero esta vez asumí el difícil reto de hacerlo en su
versión original en inglés. Como nunca había leído a las hermanas de Emily y
quería compensar ese descuido, aproveché para abordar también las dos obras
principales de Charlotte y Anne, eso después de haber leído el ensayo Infernales:
La hermandad Brontë de Laura Ramos para ponerme en contexto y conocer más
de estas escritoras cuya vida fue tan anodina y, sin embargo, tan apasionante conocida
a posteriori. Me queda pendiente terminar una recopilación con los trabajos
poéticos casi completos de Emily, ya que estoy intentando leerlos en
inglés y la poesía me cuesta bastante de leer en un idioma que no domino.
Normalmente me ayudo de ediciones bilingües, aunque intento recurrir al texto
traducido lo menos posible.
Sin dejar a las grandes autoras
de ese siglo XIX que tanto me apasiona, a principios de año decidí también
releer Frankenstein más de tres décadas después de hacerlo por primera
vez, también en su lengua original. Para mí es una novela muy especial, como lo
es Cumbres borrascosas y como lo ha sido Jane Eyre, que me ha
parecido una obra sensible y exquisita con una protagonista con la que me es
imposible no simpatizar, todo eso salvando las posibles trabas o diferencias
que se puedan encontrar hoy en día al emprender la lectura de libros escritos
hace cerca de doscientos años.
Si este año se lo he dedicado a
las Brontë, el pasado se lo quise dedicar a George Orwell, uno de los muchos
escritores en cuyo trabajo no me había iniciado. En 2022 leí Homenaje a
Cataluña y Rebelión en la granja, pero me quedó pendiente la obra
más emblemática del autor, 1984, tarea que acometí y finalicé en el
presente año.
Mi afición al cine y a la
literatura han transcurrido parejas desde que era un niño; a veces, un libro me
lleva a una película, y en ocasiones es al revés. Este año ha sido el caso de
las respectivas fuentes literarias originales de Vértigo y La naranja
mecánica, que decidí abordar tras volver a revisionar sus adaptaciones
cinematográficas. Si bien la primera novela me ha resultado interesante
(especialmente su segunda parte, bastante diferente de la película de mi
admirado Hitchcock), la novela de Anthony Burgess que después llevaría Kubrick
a la pantalla me ha dejado bastante indiferente.
El apartado novelístico lo he completado con cuatro títulos recientes, entre ellos dos trabajos de amigos y colegas escritores, La danza de los espíritus de J.C. Wieland y El santuario de la mariposa de Leonardo Jiménez, y la novela El pescador del estadounidense John Langan. Mi incursión en el terror moderno con esta premiada obra fue un tanto decepcionante, y he de decir que la acabé por orgullo más que porque la estuviera disfrutando.
En ensayos suelo dar prioridad a
aquellos que tratan sobre cine o música, pero en este 2023 también he tocado
otros temas relacionados con la historia, la política, o la sociología, aunque
posiblemente el ensayo que más he disfrutado ha sido Dice Men, que
cuenta la génesis de la empresa de juegos y miniaturas Games Workshop y me ha
traído emocionantes recuerdos, incluso ajenos. Los juegos de tablero y el
modelismo han sido dos de mis grandes aficiones, por lo que en este libro de
Ian Livingstone he podido revivir situaciones y momentos de mi propia infancia
y juventud.
Para el inmediato 2024, como
«artista invitado» pretendo recuperar a Edgar Allan Poe. Quiero volver a releer
sus cuentos, en algunos casos leer por primera vez, pues las recopilaciones que
tenía no los recopilaban todos (eran el primer volumen de Alianza, prologado
por Cortázar y la selección de Valdemar El pozo y el péndulo y otras
historias espeluznantes). El resto de lecturas, ya las iré decidiendo, pues
en mi biblioteca esperan un montón de libros pendientes…
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