Cuentos sombríos
e historias olvidadas
Mi espacio literario
viernes, 4 de abril de 2025
Reedición de «Cuentos sombríos»
domingo, 23 de marzo de 2025
Libros y literatura en 2024
2024 también ha sido un año en el
que ha prevalecido mi viejo y eterno amor por la literatura decimonónica y las
historias góticas (o románticas; quien me conoce ya sabe que para mí son términos
prácticamente ambivalentes). Insisto en que todo esto no ha sido planificado de
antemano, pero entre otras cosas tenía pendiente la lectura de la «trilogía» de
relatos sobre monstruos clásicos que hace unos años publicara 451 Editores, y
el pasado verano decidí por fin abordarla al completo. Además, me leí sendas
antologías de Poe, Bécquer, R. Murray Gilchrist (dos) y las novelas El
castillo de Otranto (que leí en mi juventud), la más moderna Manitú
(intento frustrado de recuperar las sensaciones de cuando leía mis primeras
novelas de Stephen King en los años 80) y la novela corta, casi cuento, El
crimen del sátiro, lo que puede llevar a pensar —equívocamente— que soy algo monotemático. No es así, como se puede ver al repasar mis lecturas de
otros años, si bien es cierto que siempre me ha gustado mucho el género de terror.
El género «perdedor» en 2024 fue
el ensayo, con apenas dos libritos muy breves sobre Méliès y Cecilia, si no
cuento el relato autobiográfico No se fusila en domingo, que no estoy
seguro de en qué estante ubicar. Sorprende que en años anteriores leyera no
menos de seis ensayos en cada uno, pero así se ha ido conformando este devenir
lector de los pasados doce meses.
Una de las lecturas más chocantes del año anterior podría ser el libro Códex: Genestealers Cults. Si
bien soy un gran fanático de los juegos de mesa, sobre todo en su vertiente de
tablero, no había vuelto a los juegos de miniaturas de Games Workshop desde hacía
tiempo, y más concretamente al famoso Warhammer 40000 y su spin-off
Necromunda. Últimamente se ha reavivado mi interés por ambos títulos, y
en este 2025 son ya varios los libros que he leído sobre ambos, todos ellos
tanto de ambientación como de reglas. En realidad leo muchísimos reglamentos de
juegos de tablero, aunque no suelo incluirlos como lecturas anuales al tratarse
normalmente de cuadernillos o libretos de pocas páginas y de formato no
clasificable como libro propiamente.
Del pasado año quiero destacar la
lectura de los dos volúmenes recopilados por Jim Wynorski Vinieron del
espacio exterior y Vinieron de la tierra, una de mis raras incursiones en el género de la ciencia ficción, que reúnen
los relatos originales que dieron lugar a películas tan legendarias como Ultimátum a la Tierra, La
mosca o El enigma de otro mundo. Algunos de estos cuentos me dejaron muy buen
sabor de boca y me gustaría, en el futuro, leer algo más de sus autores, e
incluso del mismo género y época (años 40 y 50 del pasado siglo). Además de esta
bilogía, la enésima lectura de las Leyendas
de Bécquer en una selección
publicada por mi editorial favorita, Valdemar, a la que no me pude resistir,
pese a contar ya con varias ediciones de estas historias, que sin lugar a
dudas conforman mi libro favorito de todos los tiempos.
El año pasado, tras muchas cavilaciones y dudas, me decidí a publicar un cuarto libro de cuentos al que finalmente decidí titular Cuentos sombríos II, aunque no siempre tuve claro que si debía relacionarlo tan estrechamente con mi primer libro publicado porque no estaba seguro de que, temáticamente y en espíritu, acabara de casar con él. Por primera vez me animé a hacer una presentación en el amistoso marco de Librería Circe, y aunque la experiencia fue grata, como ya me temía, mi trabajo no ha despertado en general mucho interés. Este es un tema —el de las dificultades y obstáculos de un escritor desconocido— que quiero tratar en un futuro artículo que ya tengo casi acabado. Aparte de este libro, mi producción literaria reciente ha sido peor que pobre, con tan solo dos relatos «y medio» escritos en 2024 que no suman juntos ni una veintena de páginas (el «medio» es en realidad un experimento fallido que ni siquiera cuento como relato y del que ya he renegado, cual Frankenstein, casi desde el momento en que nació). Atravieso sin duda una época de poca inspiración y de desánimo creativo, y espero que esto cambie.
Comienzo el 2025 con la intención de reanudar la tarea de acabar los cuentos de Poe, pero también se ha implantado en mí el propósito de abordar todas las novelas que me quedan pendientes de las hermanas Brontë tras el placer que me produjo la lectura de Jane Eyre hace un par de años (y Cumbres Borrascosas hace muchos más). Es decir, me quedarían por leer Shirley, Villette y El profesor de Charlotte y La inquilina de Wildfell Hall de Anne, las cuales tengo todas en una recopilación que he comprado. Estos son mis propósitos para el presente año pero, como suele ocurrir, irán surgiendo lecturas tentadoras y/o novedosas que me pueden llevar a variarlos.
miércoles, 27 de noviembre de 2024
Un libro esencial
Si ha habido un libro esencial en mi vida —dentro de lo difícil que le resulta escoger un solo libro a un bibliófilo—, ese es sin duda las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Al escritor sevillano ya lo había conocido en el colegio, donde siempre se repasaba su vida y algún fragmento de sus obras —normalmente las Rimas— en la asignatura de Lenguaje. No obstante, no fue hasta mi último año de instituto,1986 u 87, cuando llegaron a mis manos sus famosas historias fantásticas y de terror al completo, en una edición de Círculo de Lectores que me prestó un amigo. En aquellos momentos me estaba iniciando en la literatura del Romanticismo y quedé absolutamente enamorado de su contenido. De por vida. No tardé mucho en comprarme mi propia edición, esta vez la de Alianza Editorial, y en volverla a devorar. También compré por entonces las Rimas —podía recitar muchas de ellas de memoria—, Cartas desde mi celda y otros trabajos de Bécquer.
Durante los años, siempre volví a las Leyendas cada cierto tiempo y, cuando a finales de 2006 di con un libro de Cátedra que recopilaba toda la obra del escritor, no tardé en adquirirlo. Aunque se han publicado muchas antologías con los cuentos de Bécquer, no he prestado especial interés a ninguna porque me daba por satisfecho con las dos versiones que tenía, una la clásica que se ha editado durante décadas, la otra revisada por Joan Estruch para la citada edición de Cátedra. No ha sido hasta este mes de noviembre que me he decidido a adquirir una nueva edición de mis queridísimas Leyendas. La razón: aparecían publicadas por mi editorial favorita, Valdemar, en su flamante colección Gótica, una ocasión que no podía pasar para volver a disfrutar de estas historias que tanto me apasionan. ¿Acaso no se merece Gustavo Adolfo un puesto de honor entre los escritores de terror nacionales y universales? Para mí sí, y es extraño que Valdemar haya esperado hasta el nº. 131 de esta veterana serie para fijarse en el sevillano.
El volumen viene, además, ilustrado por Oliver Díaz. Admito que, personalmente, no soy muy amigo de las ediciones ilustradas, pero la verdad es que el trabajo de Díaz es muy atractivo y me vale como curiosidad y por tener una edición diferente. En estos momentos estoy de nuevo embelesándome de las preciosas historias de Bécquer repletas de toda suerte de fantasmas, revividos y reaparecidos, pero también de otras criaturas mágicas mucho menos desagradables, al menos a primera vista. Por cierto: mi leyenda favorita ha sido siempre y será «Los ojos verdes», ¡aunque es difícil elegir entre tantas historias fascinantes!
Mis tres ediciones de las Leyendas de Bécquer, además de la de Círculo de Lectores, prestada, que fue donde las leí por primera vez. |
jueves, 4 de julio de 2024
Traducción de artículo sobre "Dune"
sábado, 15 de junio de 2024
No hay dos sin tres
¿Caprichos de los hados? Tras cierto tiempo sin publicar nada (creo que desde mi artículo para Braçal en 2022), aparecen ahora, casi al unísono, tres libros que contienen trabajos míos. El más destacable para mí es, desde luego, Cuentos sombríos II, presentado de sobra en posts anteriores y proyecto completamente personal. Pero la web ZonaeReader publica también las respectivas recopilaciones de sus dos últimos concursos: la II Antología de relatos cortos de ciencia ficción contiene los relatos mejor valorados del IV Concurso de relato corto de ciencia ficción convocado por el foro literario en 2022, mientras que la I Antología de relatos cortos de temática libre hace lo propio con los relatos del VI Concurso de Relato corto de temática libre, que tuvo lugar el pasado año. Si bien en la primera antología tuve la suerte de ser distinguido con un tercer puesto por mi cuento «Los apestados», en la segunda hube de conformarme con una novena posición por la historia «Última sesión», lo que igualmente no está nada mal entre una media de setenta relatos que se presentan cada año a este certamen de temática variable.
Las dos antologías de ZonaeReader pueden adquirirse tanto en tapa dura como en tapa blanda y en formato electrónico y, además, sus ganancias van destinadas a ayudar a ONGs: SOS Animales Sagunto en el caso de la primera, y SEO Birdlife en el caso de la segunda.